Durante el transcurso de la caída al vacío entendí sólo dos cosas,
Que yo misma me empujé y que sigo atada al pasado.
Y en la ausencia de la paz, enfurecí y manché mis manos de sangre.
Entre el vértigo del mal frenesí, extraje de mi la conciencia.
Me prendí fuego y no me consumí
Susurré como un orate a la pared
El secreto de mi desdén
Y entre sonrisas secretamente desdichadas afirmé la mentira que arrullé por años
Me repetía sin sesar mis erradas fracciones partidas por la mitad.
Y el diablo me susurró y luego gritó "culpable"
El tribunal me miró, y confieso que he fallado
Y que aún ardo en llamas
Y confieso que no he muerto
Y que mancho, como mancha la tinta de la pluma en el papel
El tripartito cielo cae sobre mi orgullosa cabeza
Lastimando no sólo mi ego,
Si no mis puños que ya no son de acero
Y es que sangro
Y es lo que dejo de huellas al caminar un rastro de sangre por si alguien pregunta por mi
Y si alguien lo hace, díganles que deambulo y que sigo ardiendo en llamas
Inconsciente, enferma y media muerta
Díganles que aún estoy en llamas.
En llamas.
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